Vaya que la caligrafía me a traído loca en últimas fechas y gracias a la constante practica (a veces involuntaria) le eh tomado mucho cariño, pues no me podrán negar que las letras hechas a mano son mucho más cálidas y hasta cierto punto más románticas a comparación de las que podemos encontrar por millones en nuestra computadora y como bien dice Claude Dieterich A. “ellas humanizan la comunicación visual”, pues en lo particular, me gusta más el trabajo que se realiza a mano ya sean ilustraciones, carteles y obviamente caligrafía, ya que estos poseen un carácter especial y uno como espectador los ve desde otro punto de vista muy diferente, incluso llegamos a pensar que nosotros también lo podemos realizar y mucho mejor (aunque esto no sea real); además de que como diseñadores nos conviene, pues no me van a negar que hoy en día nos tratan como simples paqueteros, dejando de lado nuestra labor creativa y gracias a trabajos hechos a mano es que podemos defender (y con pruebas geniales) que nosotros los diseñadores somos creativos las 24 horas del día con o sin computadora, con materiales y herramientas diversas y no simples maquinas frente a una computadora.
En la actualidad la caligrafía casi no se practica o por lo menos no es un arte muy difundido y son pocos los diseñadores que incluyen esta bella técnica tipográfica en sus diseños, pero pese a esta falta de cultura, la caligrafía se niega a morir, siendo esto posible gracias a diseñadores y artistas que rescatan la caligrafía para difundirla e inspirar a mas colegas.
Mi historia en la iniciación caligráfica justamente surge por la inspiración, no precisamente de la caligrafía, pero al fin y al cabo fue por inspiración. Gracias a esto fue que termine en un curso sabatino de caligrafía donde descubrí mis aptitudes caligráficas y encontré un modo más para diseñar, encontré un modo de relajarme a pesar de verme rodeada de pinceles, acuarelas, colores, plumillas, manguillos, madera balsa, lápices, entre muchas más herramientas y materiales, ¡ah! y claro, la caligrafía no solo deja su huella sobre papel o “x” soporte, pues como buena técnica que aprendí de manera experimental… deja manchas donde quiera, en la ropa, en las manos, en la cara, ¡uff! en muchos lados y obviamente tampoco falta el descuidado que tira la tinta en todos lados, dejando un rio de tinta azul y roja… ¿Verdad Carlos Rodríguez (Revez)?, en fin, aunque no lo crean estas experiencias son las que le dieron sabor a mis sábados durante un año y acrecentaron mi gusto por la caligrafía.
Hoy en día, mi curso caligráfico ah finalizado, pero dejo en mi, una gran huella... y no solo de tinta, es por esto que tengo la firme decisión de seguir adentrándome en el mundo caligráfico, investigar, experimentar y ¿por qué no?, también aportar algo, poco o mucho, pero me encantaría colaborar en la difusión de este bello y noble arte tipográfico; así que pronto estaré compartiendo propuestas, proyectos e ideas que exalten las virtudes del trazo tipográfico romántico… LA CALIGRAFÍA (el bello arte de escribir).
Ferman.
